El steampunk nació como un subgénero de la ficción especulativa y la ciencia ficción, más específicamente como una variante del cyberpunk. El término fue acuñado a finales de 1980, según Wikipedia, cuando el escritor K. W. Jeter buscaba un término que describiera sus trabajos (Morlock Night, 1979 e Infernal Devices, 1987), junto a los de Tim Powers (The Anubis Gates, 1983) y James Blaylock (Homunculus, 1986). Todos estas obras literarias se sucedían en plena Era Victoriana e imitaban las convenciones de los trabajos de H. G. Wells, entre otros autores.
Con el tiempo, el steampunk fue "mutando", presentando cosas cada vez más extrañas y alocadas, hasta pasar a considerarse también un subgénero de la fantasía (Arcanum: Of Steamworks and Magick Obscura) .
Psicologia detras del Steampunk
Somos hombres modernos, digitales, informados. ¿Qué podríamos querer de maquinarias tan primitivas y pesadas? Por un lado, claro, está el romanticismo de la evocación, de lo que podría haber sido. Pero las razones del movimiento son mucho más profundas.
Por un lado, el steampunk es un rechazo ante las estéticas actuales. Estériles, frías e impersonales. Un discurso contra la Obsolescencia Planeada (la decisión de un fabricante de desarrollar un producto sabiendo que se volverá obsoleto). Una posición frente a la naturaleza delicada y críptica de la Era Digital. Una filosofía que rechaza la producción en masa, a favor de productos hechos a mano, por verdaderos artesanos/mecánicos.
Una máquina steampunk puede ser entendida por cualquier mecánico competente, es fuerte y robusta casi irrompible, tiene diseños y colores cálidos. Y, lo más importante, no se vuelve obsoleta y es una obra de arte en sí misma.
Pero también habla en contra del conformismo. Es cierto, una máquina steampunk no es cómoda, ni eficiente. Pero eso, para los seguidores del género, es un punto a favor. La tecnología nos ha hecho dependientes, nos ha brindado confort y hemos olvidado que las penurias, las incomodidades, que también forman parte del camino. Engrasarnos y escuchar un motor tronar como nunca ha tronado, ya no forma parte de nuestras vidas. Revolcarnos, ajustar tuercas y sentirnos orgullosos de nuestras creaciones mecánicas es cosa del pasado. Hoy, todo es digital, todo es código, todo es virtual, todo es… efímero.
Comentario: Sean menos digitales y mas steampunk ;)
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